
Nuestra protagonista trabaja en un bar donde preparan desayunos, en los que cada día ella prepara un nuevo pastel que inventa. Está atrapada en un matrimonio absurdo; su marido es un egocéntrico que solo piensa en sí mismo y en que su mujer le prepare pasteles y le adore como a un dios.
Ella se queda embarazada, y solo piensa en reunir bastante dinero para desaparecer, aunque sigue adelante con el embarazo no quiere, en ningún momento ser madre. Su vida es monótona y si no fuera por sus ricos pasteles no tendría sentido. Pero entonces conoce a su nuevo ginecólogo, quien le cambiará un poquito la vida.
Nuestra protagonista mira la vida pasar y no interfiere mucho pero al final es capaz de reunir fuerzas y coge las riendas de su vida, para intentar ser feliz.
Lo que más me llamó la atención fue que cuando veía a una persona siempre la comparaba con un pastel, que era único para esa persona y sus ingredientes describían la impresión que de ellas tenía la protagonista.
Es una película divertida y no muy larga, así que no se hace pesada; puede parecer un poco rara y sin mucho sentido al principio, pero luego demuestra todo lo contrario.